Antes de iniciar el trabajo profesional como terapeuta, realicé un programa personal de prácticas. Hay que tener en cuenta que yo provenía de una profesión muy técnica y necesitaba comprobar todos los resultados para estar absolutamente segura.
Este caso formaba parte del programa.
Geraldine, de 6 años, es compañera de colegio de mi hija. Come mal y es más pequeña de lo normal para su edad, teniendo en cuenta, además, que sus padres y hermanos son altos.
Después de las primeras sesiones de Reflexología aconsejo a sus padres que la visite un urólogo porque noto que sus riñones no funcionan normalmente. No hacen caso de mi recomendación. Hay que entender que, en aquel momento, decir reflexología era lo mismo que decir brujería.
Tres años más tarde vuelvo a practicar unas sesiones, obteniendo la impresión de que había empeorado y consigo convencer a sus padres de que la lleven a hacer una revisión. El urólogo no encuentra nada anormal, lo atribuye todo a que la niña “es de poca vida” como se decía antes.
Cumplidos los 11 años tiene un fuerte dolor en la espalda y fiebre. Es ingresada y se le diagnostica que un riñón no funciona bien desde su nacimiento. Se la somete a tres sesiones semanales de diálisis. Durante 6 meses le practico sesiones de reflexología y, en todo ese tiempo, no se presentan problemas secundarios.
A los quince días de dejar los masajes se presentan dificultades en la diálisis. Me piden que continúe el tratamiento, esta vez parece que con más convencimiento por parte de la familia. La diálisis continúa sin complicaciones.
La niña nunca se muestra receptiva al tratamiento y los padres, aunque comprueban muchas veces que funciona bien, lo mantienen en secreto con los médicos.
Aun así, el personal médico que la atiende consigue contactar conmigo porque se entera de que yo le hago “algo” que, según sus comprobaciones, estimula al riñón enfermo a funcionar mejor.
La doctora con la que me entrevisté es actualmente una prestigiosa cirujana plástica.
Finalmente se le practica un primer trasplante con éxito. Desde entonces no ha vuelto a hacerse ningún tratamiento no convencional porque dice ser partidaria de la medicina oficial.