Como siempre decimos, la exposición excesiva a la radiación solar puede resultar tan perjudicial para la salud como beneficioso es hacerlo moderadamente.
Mucha gente considera que, si estamos morenos, somos más guapos. Pero arriesgarse al envejecimiento prematuro, aparición de arrugas, manchas o melanomas no parece una buena elección…
Algunas recomendaciones básicas:
Usar sombreros, gorras o gafas de sol para evitar la luz directa sobre los ojos. Las gafas de sol deberán llevar cristales homologados con filtro para los rayos UV.
Evitar las horas centrales del día.
Exponerse al sol progresivamente, sobre todo las pieles más pálidas.
Vigilar los cambios o la aparición de lunares o manchas, especialmente si tienen volumen.
Tener en cuenta que en las zonas de media o alta montaña la radiación solar es tan intensa como en la playa.
Evitar colonias o desodorantes durante la exposición al sol, porque pueden provocar efectos secundarios indeseables.
Varices, herpes, vitíligo y otros problemas preexistentes pueden agravarse.
No confiarse con los días nublados, los rayos UV atraviesan las nubes.
Una quemadura provocada por el sol es tan grave como cualquier otra quemadura y deberá ser tratada en consecuencia.
La piel de los niños es muy sensible, recomendable pasear con camiseta y gorro.
Pasear por zonas boscosas también nos pone morenos pero el riesgo es menor ya que las hojas de los árboles actúan como filtro solar.
Usar siempre protector solar cuyo filtro deberá ser más intenso cuanto más clara sea la piel. En niños siempre filtro total.
Al volver de la playa aplicar siempre cremas o aceites hidratantes.
Sustituir las bebidas refrescantes por agua, que es lo que realmente nos hidrata.
No usar los remedios de otros. Mejor asesorarse personalmente con un profesional porque la piel de cada persona es diferente a las demás.